Mi camino a ser doula
- Mimi

- 30 oct
- 2 Min. de lectura

Tras mi propia experiencia de parto, durante la cual conté con el apoyo de una doula, sentí el llamado a convertirme en doula. Antes de quedar embarazada, me aterraba la idea del parto. Ese miedo fue una de las razones por las que había dudado en tener hijos. Una vez embarazada, el miedo se intensificó.
A los pocos meses de embarazo, me sentía abrumada por la idea del parto y pensé en tener una cesárea "por precaución". No dejaba de escuchar las típicas historias de terror sobre el parto, historias que solo aumentaban mis miedos. Entonces, empecé a escuchar a otras mujeres compartir sus experiencias positivas de parto —partos naturales y empoderadores— y me di cuenta de que lo que realmente me asustaba no era el parto en sí, sino el ambiente hospitalario.
La idea de estar en un lugar donde tal vez no recibiera apoyo, donde no pudiera defender mis derechos y donde fácilmente pudiera verme inmersa en una serie de intervenciones que terminaran en una cesárea de emergencia, una episiotomía u otras intervenciones, era lo que más me asustaba. No quería sentirme como una paciente más en un sistema centrado en «un bebé vivo en una cesta», como dice el Dr. Stu, en lugar del bienestar tanto de la madre como del bebé.
Una amiga me había hablado de las doulas, pero en aquel momento descarté la idea por considerarla un tanto extravagante. Aun así, la idea se me quedó grabada. Finalmente, empecé a buscar doulas en Barcelona. La primera con la que hablé no asistía partos, pero la segunda, una mujer llamada Erika, me cambió la vida por completo.
Tras una conversación de tan solo 30 minutos con ella, colgué el teléfono sintiéndome fuerte, empoderada y segura de que podría tener una experiencia de parto positiva y con apoyo. Por esa época, también comencé a formarme en yoga prenatal, que incluía elementos de educación para el parto. Empecé a leer y a aprender : «La guía del parto de Ina May» , «Partería espiritual» de Ina May Gaskin y «El bebé es un mamífero» de Michel Odent. Estos libros transformaron profundamente mi percepción del parto y me ayudaron a comprender que podía tener una experiencia empoderada y libre de traumas. Aprendí sobre hipnoparto y descubrí el Movimiento del Parto Positivo.
Cuando llegó el momento, di a luz a mi hija en el Hospital Sant Joan de Déu, que sigue un protocolo de parto muy respetado. Llegué al hospital con 10 centímetros de dilatación, justo como había deseado, ya que quería estar de parto en casa el mayor tiempo posible. Mirando hacia atrás, quizá la próxima vez elegiría un parto en casa, pero en aquel momento no estaba preparada para dar ese paso.
Erika, mi doula, me acompañó durante todo el proceso. Me defendió, se comunicó con la matrona cuando no podía expresarme y me brindó un apoyo increíble. Gracias a ella, tuve un parto maravilloso y empoderador.
Esa experiencia me transformó. Me hizo comprender que toda mujer merece sentirse apoyada, informada y empoderada durante el parto. Esa convicción me impulsó a completar mi formación como doula con Quiero Ser Doula aquí en Barcelona, y durante los últimos seis años he tenido el honor de acompañar a mujeres en su camino hacia la maternidad.
- Mimi



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